Proceso de elaboración del vino tinto Mencía
Posteriormente, se procede al ENCUBADO de la pasta obtenida, en depósitos de acero inoxidable. Durante al menos 4 días y a una temperatura de 4ºC se realiza una MACERACIÓN PREFERMENTATIVA, con el fin de extraer rápidamente la mayor cantidad de materia colorante y aromática contenida en la piel de la uva, sin contar todavía con el alcohol, que influiría, por su poder disolvente, en la dilución de otras materias y sustancias no deseables. De esta manera, y una vez comenzada la MACERACIÓN-FERMENTACIÓN ALCOHÓLICA, esta podría ser más corta, obteniendo vinos más suaves y limpios.
Una vez considerada finalizada la Maceración, tiene lugar otro proceso de la elaboración del vino tinto, el DESCUBADO y posterior PRENSADO de la pasta. Tras el descube, el producto restante todavía contiene vino, por lo que es necesario realizar un ligero prensado a menos de 1 bar de presión, y extraer el líquido restante. Este vino saliente de la prensa es rico en aromas y carece de un denso color violáceo procedente de la piel.
La elaboración del vino tinto continúa con la crianza, en la que tiene lugar una segunda fermentación, propia de los vinos tintos, la FERMENTACION MALOLÁCTICA. La maloláctica es proceso biológico, durante el cual se produce la degradación del ácido málico (propio de caracteres vegetales y agresivos) y se transforma en ácido láctico, obteniendo, de este modo, vinos muchos más “amables” y personales.
Acabada esta segunda fermentación y su posterior trasiego, el vino se cría sobre sus lías durante al menos 6 meses para, posteriormente, someterlo a la CLARIFICACIÓN con proteína Vegetal (apto para veganos) y una posterior filtración ligera.
El penúltimo paso de la elaboración del vino tinto es el del EMBOTELLADO, antes de ser degustado y saboreado por los paladares más exigentes, considerándose este, el último proceso de su elaboración, la degustación.